La frágil amistad del hombre

 

Los ojos en blanco como lienzo  virgen.

 

Visito las casas y todo un vecindario,

de una en una hago fogata.

Y leo en el humo la soledad que me lleva:

las ascuas se elevan y sonríen mi privilegio.

Y llueve luego, y en el chaparrón quedo disuelto

como un líquido negro quedo tendido.

Inútil esencia en la ceniza y carbón.

 

Tu desde lejos miras y sonríes, y te llevas

la última brizna de ardor para alumbrar tu camino.

Y te llevarás acaso mi olor a humo, humedad,

algún palpitar de sangre, alguna pizca de calor.

Sin fuego ni luz ni los ojos con que me sonreías

me elevo hecho Cíclope, hecho otro.

Monstruo  que ya no titubea reconociendo su ocaso

y abandonando cuanto fue vil ilusión, vivo la noche

sin fin.

Desembarco

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Aletargada la mano,

el dedo fiel,

la insignia de la soledad viajera

el descontento  irónico,

la sorna del cortés.

Come, emboca, mastica…

Saborea. Haz de tu lengua

instrumento de vida, saliva, saliva y lame;

retrocede, y de un salto lenguaraz

culmina sin freno y… oculta. Sé nocturno

crea estrellas y todo un firmamento;

enlaza, une y, después, como bífido ser

desmáyate con la compañía del placer.

…vuelta en cinco segundos»

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Pasarán los años como granos de arena,

los pies se extenderán como raíces

al charco más cercano.

Desespera en el vidrio

la tormenta del devenir,

más pesada cuanto menos vives.

Más oscura la corteza cuanto más esperas en la contemplación precoz.

 

 

                                                                           Mirar sin nada que ofrecer,

más que la calma del corazón sordo.

Atenerte  a la respuesta:

son los puños con los dientes

y aquella arruga del tímpano hasta la nuca

que escupe cólera

y  en ánforas te reserva

la inmundicia de la desgana

la podredumbre de la malicia.

 

Viaje de ida, y vuelta en cinco segundos.

 

Llueve ingrávida sobre el polvo

la ajena esencia del reloj.

 

Camina ligera la brisa, se agita la arboleda;

Gime en soplos el aire, tiritan ramajes y cortezas.

 

Compiten atortugadas las piedras del camino…

 

En piano trota la mano sobre la madera del banco;

cierra, abre, ocaso rápido, nada nocturna, y vuelta a empezar: Sol.

 

Derruye ya la pared del huevo: sé ahora opuesto del espejo.

Piensa:(              )-nada- porque la piel te tira hacia el abismo,

cae ya en la importuna calamidad del ingenuo.

 

Desecha todo, que nada es correcto.

 

Desengáñate de la sabiduría

que toda es barata, que toda mata al hombre sano.

Enemiga es del hombre que mira al Sol sin altivez, sino de igual a igual.

Enemiga es de la piel helada, del labio descarnado, de la fluctuante sangre.

Enemiga de la daga de tres filos engarzada en el costado que no llegas.

Archinenemiga de aquel ojo que mira sin parpadear porque desea teñir de diamante la llama.

 

Descansen en el llano que el desierto continúa, dedos musicales

preparen su réquiem si no emprenden el sublime canto de carbón y aguamarina.

Ebrio de bondad

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Serpiente agazapada en su espalda

mira cómo aquella estatua

no deja que su mirada baje al suelo

sino que se ciega mirando al Sol, mirando al cielo.

Escucha  venenosa y mortal diosa,

que en tu lengua cifras las vidas

como tu presa canta alabando

su cobardía, animalillo encarcelado en barrotes

de delirio; es felicidad la suya que cree que está a salvo.

Pero tú has de retorcer con todos tus anillos

y decirle con furia, dolor y colmillos

¡Mira, que esto no es el Paraíso!

Taza de café

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Cuando tu cuerpo te pide

hasta biológicamente que tomes

la primera luz del día.

Es ahí cuando te plantas, y quieres saborear

el último sorbo de  noche.

Entonces…bates  con la sonrisa

el aire. Alcanzas con tus manos sus cabellos negros

y los remueves con el embrujo  del calor.

 

Sus vapores nublan, sus olores te recuerdan a la trasnoche.

El ansia como la noche lo prueba casi precoz,

y en su primer  mordisco sabe a montuno, a ese animal

que en todos crece y sólo a primera hora se manifiesta.

 

La sangre bate en  tus labios buscando más fuego;

Buscas la ternura del mundo y con grandes  cantidades

su cuerpo lo cubres, lubricaciones de azúcar.

-¡Ya estás listo! Así te encontré, como cada mañana

te  muestras.

 

No sabiendo como poseerte, venzo con desmayo

y mordiendo con manos, ojos y lenguas

TE BEBO.

«Cuernopanza!»

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Contagiado de todo virus,

con las redes ya de arañas ya de animal encarcelado

se atreve a decir quien apenas  al mundo a ha dado

cuatro puñados de sonrisas y algún verso malo

que todo aquel que busca en el pecho consuelo

del sexo, la dicha, el descanso o tú placer

es en balde que lo piense, pues es de un mito

alguna encarnación que ha heredado.

 

Nieto fatal

de la humana condición. No digas tú que tú has hecho

lo primero que nadie hizo, pues eres copia, algún

reflejo, que eternamente se cumplirá.

 

Ahogado en el fluir en círculos ya no dices este pecho

conquisto,  este retoño de rosa  es  de la Madre.

El  sueño no te turbe que has de  sentir

con creces, que aunque siendo mimo de Elektra y Edipo

reinas sobre ti mismo con el afán

de que tu final no sea trágico destino

sino más bien algún sueño de fauno.

Declaración de juego

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Elijo esconderme entre tu cuerpo,

perderme en él para sorprenderte en tu silencio

con la risa sobre tu pecho.

 

He elegido jugar  contigo en el medio;

intentaré que los bailes, la de tus danzantes susurros,

sean en mi oreja;

y  el revés de tu mano vaya  a las redondeces de mis muslos:

mis labios a tu dedo de porcelana .

 

Porque sólo jugando nos libraremos del mundo,

y pareciendo estúpidos nos libraremos de las cargas que ponen sobre nosotros , como

invisibles, la gente, y su rudo discurso.

¡Juguemos, querido, así nadie sabrá que estamos en contra

y que la tristeza nos embarga

como a todos, aunque estemos juntos!

Claroscuro sentimental

Mirar atrás sin ansiedad,

sin las ganas de romper cristales

o sentir incrustarse las palabras como la injusticia.

Llenar de sosiego el desasosiego presente

sólo por crear en un instante  repetida, diferente,

la procesión carnívora del pasado grandioso.

Cuento, novela  o poema…

la más grande tragedia

vivida y  latente

sobre piel, tierra o el frio mármol.

Incontables besos

o simplemente una cruda despedida

que tuvo posibilidades de altitudes divinas.

Me reconforta saber

Que debajo de la piel

hay más cosas que lo que fue.

«Homofilia» o «Revolución homosexual «

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 Nos condenan porque somos como perros,

ansiosos de derrumbar todo grito,

toda infamia, que son las barreras:

este cartel, esa reja, aquella mirada…

No nos tentéis con las llamas porque seremos fuego.

Y si miráis demasiado  arderéis,

¿no queréis caer tan adentro?

Desatamos los nudos que aprietan vuestras almas.

Teméis vuestro fuego.

Nos miráis como antorchas …

¿Que creamos sombras? Daos cuenta

que ninguna sombra nos opaca.

Dame la mano bestia, insano, porque nuestras pisadas

dejarán de lado el suelo,

y  no habrá techo que no alcancemos

porque nuestras cimas serán por encima

del hombre que no se atreve a romper

su agradable y mustia libertad.

Hemos explotado y nos expandimos

porque vuestra libertad creada

es nuestra prisionera realidad

que necesita tomar aire

en lo que llamáis libertinaje

y nosotros humanidad.

Beso artístico

 

 

 

Se desliza con sutileza extrema

y lo sublime de cada movimiento

culmina con el salto sobre una cesura

para crear el metro perfecto.

 

La grandeza de cada sujeto se corresponde

con el abrazo de música y verso.

Y en un acto supremo de virilidad

denuedo, honor, épica

-inmortal suceso-,

ponen en erupción los labios

ante ustedes.

 

Un éxtasis supremo

de arte,

conmoción

-dulzura en extremo.

El poeta

y su rival:

Un compositor,

maestro de la nota

creador sin igual.