Cuando tu cuerpo te pide
hasta biológicamente que tomes
la primera luz del día.
Es ahí cuando te plantas, y quieres saborear
el último sorbo de noche.
Entonces…bates con la sonrisa
el aire. Alcanzas con tus manos sus cabellos negros
y los remueves con el embrujo del calor.
Sus vapores nublan, sus olores te recuerdan a la trasnoche.
El ansia como la noche lo prueba casi precoz,
y en su primer mordisco sabe a montuno, a ese animal
que en todos crece y sólo a primera hora se manifiesta.
La sangre bate en tus labios buscando más fuego;
Buscas la ternura del mundo y con grandes cantidades
su cuerpo lo cubres, lubricaciones de azúcar.
-¡Ya estás listo! Así te encontré, como cada mañana
te muestras.
No sabiendo como poseerte, venzo con desmayo
y mordiendo con manos, ojos y lenguas
TE BEBO.